El Presidente Fernando Lugo ha marcado su tercer aniversario en el poder, el 15 de agosto, con un discurso un tanto depresivo si no derrotista. En un mensaje al país hace un año y un día antes, Lugo reveló que le habían diagnosticado un linfoma pero que él lucharía contra la enfermedad, que él dijo que era “controlable y reversible”. No se puede decir lo mismo por el congreso dominado por la oposición, con la que ha luchado pero que ahora parece haber admitido que no puede ser ni controlado ni retroceder en términos de su determinación en frustrar sus esfuerzos de reunir más ingresos para extender los programas sociales e incrementar su apoyo entre los más pobres y marginados paraguayos.End of preview - This article contains approximately 769 words.
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