Tenuemente, en el mejor de los casos, pero el gobierno está reuniendo
gradualmente las piezas para armar un caso y tratar de probar que el Presidente
Rafael Correa fue víctima de un intento de golpe y no meramente un motín de una
parte de la policía nacional el 30 de setiembre. Correa claramente sospecha
profundamente de la lealtad de las fuerzas de seguridad, pero ha sido muy
cauteloso hasta ahora para ocultar esa sospecha. En cambio, él está culpando a
una célula policial paramilitar -el Grupo Armado Policial (GAP)- de fomentar el
malestar, y al opositor Partido Sociedad Patriótica (PSP) del ex presidente
Lucio Gutiérrez por intentar explotarlo. Correa ha levantado el estado de
excepción declarado en toda la nación, pero lo mantiene en Quito.End of preview - This article contains approximately 968 words.
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